El sueño a veces duele.
Produce pesadillas.
Produce pesadillas.
Si sueñas, sueñas, sueñas, sueñas...
sin prescripción médica,
sin control y sin escrúpulos,
el alma es susceptible de dolerte,
y el cuerpo de matarte a golpes,
pequeños pinchazos de muerte sin painkillers.
Y la mañana, dura, te muerde a realidades.
Te deja fría, te sintetiza.
Te convierte en algo parecido a ti.
Fotografía: Álex Bohe
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